Pequeño recibe sanidad después de 11 años con enfermedad atroz, «No hay nada imposible para Dios»

Adrián Nygard, un niño noruego recibió la sanidad del Dios Todopoderoso, después de 11 largos años de enfermedad, al tener un encuentro con Dios. Por poner su fe en un milagro.

Con solo 6 meses, el pequeño Adrián presentaba problemas digestivos y cuando cumplió tres años se mantenía entre 80 y 120 días dentro de un hospital a causa de que no podía comer nada sólido y esto lo debilitó a tal manera que lo dejó en silla de ruedas por 4 años más.

«Estaba muy enfermo. A menudo pensamos que iba a morir», manifestó su padre, Thomas Nygard para 700 Club.

«Mi clamor a Dios fue: ¿Se olvidó el Señor de nosotros? ¿Estás ocupado con otra cosa? Lloré hasta que no tuve más lágrimas. Y después, en el silencio, vino. Podíamos sentir su presencia», expresó  su madre, Marian Nygard.

En el trayecto de su padecimiento, Adrián tuvo otras dificultades, como taquicardia y epilepsia; su salud se agravó tanto que los doctores le sugirieron a sus padres hacer viajes de despedida por las pocas probabilidades que tenía de vida.

Viajaron a distintos lugares como California, donde allí visitaron la iglesia Bethel, donde se impartía una conferencia, por lo mucho que le gusta Adrián de las canciones de adoración del equipo musical de la iglesia.

Allí el pequeño supo donde debía estar, «Mamá, ahora sé que lo que Dios tiene para mí, esto es lo que quiero. Sé que quiere lo mejor para mí», le dijo a su madre.

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Hubo dentro de la convención, dónde se oró por sanidad de todos los enfermos, Adrián levantó sus manos en oración y uno de los jóvenes vino a orar por él y la sanidad en su estómago; al momento, el joven no sintió mejoría sin embargo lo inesperado estaba a punto de acontecer.

Con los días, el chico fue alimentado con pequeños pedazos de pan al inicio de cada almuerzo, y a pesar de que era riesgoso para sus padres, el niño logró comer todo sin enfermarse y al otro día su apetito era otro.

«Su canción no vino con un manual. No sabíamos qué hacer. Comenzó a comer de todo, de tal manera que nadie podía detenerlo», dijo de manera jocosa su madre.

A su regreso a Noruega, los doctores no encontraron respuesta médica, por lo que calificaron el hecho, como un milagro, «Este es un milagro de Dios, no pudo haber sido otra cosa», expresó  el fisioterapeuta.

Para hoy en día, el pequeño Adrián ya se convirtió en un adolescente de 16 años y tiene un gran testimonio de fe, «Creo en el poder de la oración y creo en el poder de Dios. Creo que nada es imposible para Dios».

«La curación está en el corazón de Dios. Él es quien es. Él es el creador, el que da vida, el que sana. Solía pensar que Dios puede sanar, sin embargo no estaba seguro de si eso era lo que Él quería. Y ahora sé que Él quiere», culminó su madre.

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