Romanos 5:5

Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

La esperanza nuestra no está fundada en algo efímero, ni en lo que se termina, ni en fabula ni mitos. Sino que nuestra fe y la esperanza están en Dios y sus promesas.

Por tanto, no nos avergonzamos de lo que creemos en el Señor, no somos fluctuando sino que creemos que fiel es el que lo ha prometido.

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Y la razón de porqué no nos avergonzamos es porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones. Nuestros corazones es el recipiente donde el amor de Dios fluye.

Cada quién da de lo que tienes, si el amor de Dios está en nuestros corazones de es daremos y hablaremos. A través del Espíritu Santo que tenemos, que nos fue dado por Dios mismo.

Es un privilegio contar con todo esto beneficio de Dios. Nosotros tenemos razón para no avergonzarnos de nuestra confianza.

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