Salmos 73:25

¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.

La pregunta que hace el salmista en este verso, es una pregunta que da a entender lo mismo que se pregunta. Es decir ella misma se responde.

En otras palabras, sería como una pregunta irónica.  Dejando claro que, si no es a Dios a más nadie tenemos en los cielos que nos pueda socorrer, que nos pueda sustentar que nos pueda ayudar y bendecir.

Solamente Dios es el dueño y creador del los cielos. Por eso, tenemos un Dios que no solo está en el cielo, él también nos ofrece el mismo cielo.

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Ése Dios, es el Dios que el salmista declaro que de él dependía, y solo a él tenemos que nos sustenta y nos protege. Así que, nuestra confianza debe de estar en el Dios del cielo.

Cuando eso pasa, podemos declarar lo que dijo que salmista; «Y fuera de ti nada, absolutamente nada deseo en la tierra», porque con nuestro Dios basta.

No pretenda tener nada aquí en la tierra fuera de Dios, porque se desvanecerá, pero en Dios permaneceremos. Porque no hay bien para nosotros fuera de él.

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